¿Tu Hijo/a No Sabe Qué Hacer? No Presiones, Habilita.
- Alejandra Obregon
- 20 may
- 3 Min. de lectura
Hoy quiero abordar una de esas encrucijadas durante la crianza de nuestros hijos que nos confronta no solo como padres, sino también como líderes en nuestros propios ámbitos: la incertidumbre vocacional de nuestros hijos. Ese nudo en el estómago que sentimos al verlos batallar con la pregunta "¿Y tú, qué vas a estudiar?”, y como esa batalla resuena con nuestras propias experiencias en la toma de decisiones complejas.
Porque, seamos honestos, este proceso no se trata solo de nuestros hijos encontrando su camino. También es una oportunidad para nosotros, como padres, de ejercer un liderazgo consciente y efectivo. De prepararnos internamente para ser los guías que nuestros hijos necesitan en esta etapa crucial y reconocer que muchas veces son nuestras expectativas las que se interponen.
Al igual que en el mundo empresarial, donde la agilidad y la adaptabilidad son claves para el éxito, el viaje de nuestros hijos para elegir su carrera profesional requiere una mentalidad similar. La rigidez de un plan preestablecido puede ser tan limitante para ellos como lo sería una estrategia inflexible en el mundo empresarial.

El primer paso para liderar a nuestros hijos en esta etapa es liderarnos a nosotros mismos. Esto implica un ejercicio de introspección honesto sobre nuestros propios miedos, expectativas y juicios. ¿Estamos proyectando nuestros anhelos no realizados? ¿Estamos permitiendo que nuestras propias inseguridades nublen nuestra visión de sus talentos únicos? ¿Estamos permitiendo que nuestros miedos ejerzan una presión adicional en ellos?
Como líderes, sabemos que el miedo puede paralizar la innovación y la exploración en un proyecto. De la misma manera, seamos conscientes que nuestro miedo al "fracaso" de nuestros hijos, es lo que en realidad puede impedir que ellos se atrevan a probar diferentes caminos, a equivocarse y realmente aprender de esas experiencias.
La agilidad mental que buscamos fomentar en ellos comienza por nosotros. ¿Estamos abiertos a la posibilidad de que su camino sea diferente al que imaginamos? ¿Estamos dispuestos a celebrar sus logros, incluso si no se ajustan a nuestros moldes tradicionales de "éxito"?
Aquí es donde las herramientas del coaching ejecutivo pueden ser poderosas:
Conciencia de uno mismo: Identifiquemos nuestras propias creencias limitantes sobre el éxito y la realización profesional. ¿Qué historias nos contamos a nosotros mismos sobre lo que "deberían" hacer nuestros hijos?
Gestión de las expectativas: Ayudemos a establecer expectativas realistas y centradas en su bienestar y crecimiento, en lugar de buscar resultados predefinidos.
Comunicación efectiva: Practiquemos la escucha activa para comprender verdaderamente sus inquietudes y aspiraciones, sin imponer nuestras propias soluciones. Es difícil lo sé, pero créanme funciona.
Empoderamiento: Fomentar su autonomía y responsabilidad en la toma de decisiones. Si estas en este punto, ya les has dado las herramientas y el apoyo necesarios , ahora déjalos explorar sus opciones.
Resiliencia: Eres su ejemplo, modelar una actitud positiva ante el cambio y la incertidumbre, les enseña que los desafíos son oportunidades de aprendizaje y crecimiento. Una acción dice mas que 1000 palabras.
Nadie nace sabiendo como guiar a sus hijos, gracias a Dios hay metodologías que podemos aprender para ser sus "coaches" a lo largo de su carrera estudiantil.
Aprende a escuchar para que ellos y ellas hablen, permita que se sientan cómodos compartiendo sus dudas, sus miedos y sus nuevas ideas, sin temor a ser juzgados.
Experimenta, aprende y vuelve a experimentar, apóyalos en la búsqueda de experiencias que les permitan conocerse mejor y descubrir sus intereses (cursos, talleres, voluntariados, proyectos personales).
Anímalos a pensar, analizar y resolver sus problemas, inicia dejándolos resolver sus problemas y ser responsables de sus acciones, con la práctica ellos irán fortaleciendo su toma de decisiones. Aunque a veces parezca “más fácil”, “más rápido” o incluso “mejor” darles la respuesta o resolverles la vida, elige dejarlos encontrar sus propias soluciones y evaluar diferentes perspectivas. No siempre estarás ahí.
Network, enséñales a formar su propia red de apoyo, motívalos a hablar con profesionales de diferentes áreas, a buscar mentores y a aprender de las experiencias de otros.
Celebra el camino, no solo el resultado final, reconoce el valor de su esfuerzo, su dedicación y su crecimiento personal a lo largo del camino, independientemente de la decisión final.
Como líderes, sabemos que el verdadero éxito no se mide solo por el destino, sino por el viaje y el crecimiento que experimentamos en el camino. Lo mismo aplica para nuestros hijos.
Nuestra labor como padres-líderes es equiparlos con las habilidades y la mentalidad necesarias para navegar ese viaje con confianza y adaptabilidad.
Verlos dudar puede ser un desafío, pero también es una invitación a crecer nosotros mismos. A convertirnos en los líderes empáticos y visionarios que nuestros hijos necesitan para crecer en un mundo lleno de posibilidades.
Estamos juntos en este viaje,
Ale Obregón




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